23 de noviembre de 2006

del ocio y el odio (estupidofobia)

1

Se en tendería todo más claro si cada una de las situaciones fuese comprendida, me refiero claramente a que en todo momento debiese haber una comprensión aguda, que no dilate nada, ni tiempo ni situación.
Obviamente esta enrarecida conexión nunca estará a nuestro alcance, pues cada uno de nosotros tiene, y es claro, variantes propias a esta nueva forma de pensar y entender el sentido de todo.

2

Por lo tanto lo único que nos queda por hacer es comenzar todo otra vez, hablar y no decir nada, darse a entender por medio de frases cortas, hilarantes y sin sentido.
Sin embrago esta práctica no es tan simple como parece (algunas tonterias hay que pensarlas tan bien ...).
Para este caso hay que poner en práctica la técnica del guardia de seguridad.

3

Mirar al lado y a la nada.
Observar y saberse observado.
No importa cómo, pero siempre permanecer de pie mirando al frente, la vista intencionadamente perdida, casi como inocente, pero a la más pequeña sospecha, el radar se clava en la víctima-sospechoso, que en nuestro caso sería el momento en que descargamos la infame y vacía técnica de lo frugal.

4

No hay que pensar que lo dicho sea un axioma, más bien hay que usarlo en caso de emergencia, entiéndase emergencia como defensa ante personas o situaciones igualmente insulsas como lo ha decir, ojo por ojo, como se usan las palancas de freno en los vagones de un tren.
Dentro de los efectos colaterales está el hecho de que si se usa de manera desmedida se vuelve un hábito y como hábito es difícil desprenderse de él. La estupidez es contagiosa y virulenta.
Importante es que lo que se diga sea en equivalencia con lo dicho por el atacante sino el que queda como idiota es uno.

5

Sea feliz y no se ande juntando con obtusos que no aportan ni menos que te anden tirando caca.
Saludos.
El dueño del boliche

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